Los edificios se sitúan en el camino como si de un jardín paisajista se tratase, configurando "escenas" que reducen la enorme escala del solar y la intervención.
El camino (y los programas situados en él), desde la ciudad, comienza siendo regular, rígido, debido a la superimposición de la trama de la retícula de Cerdá, pero a medida que avanzamos, va tomando una configuración más orgánica al aproximarse a la montaña.
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